sábado, 5 de diciembre de 2009

Sofia Paillali, historia de Christopher adolecente ciego, narrada por el mismo

CHRISTOPHER MARTÍNEZ LAGOS

15 años

Son las 4 de la tarde y me encuentro aquí recordando lo que ya he vivido, pensando, ¿cómo plasmar ante el papel lo que significa vivir ahora y qué es para mí comenzar a ser un adolescente?

El cambio es difícil de separar, saber cuál es el punto que me dice desde ahora y en adelante comenzaré a crecer, mis maneras cambiarán, mi cuerpo, las cosas que me interesan y mi entorno que será cada vez más difícil de comprender, pero, aun así, siento que puedo seguir adelante sin ningún problema.

En estos momentos estoy matriculado en el liceo 7 José Toribio Medina. Ahí comenzaré la educación media y todo mi mundo volverá a cambiar. Es un liceo mixto con integración. Ya no estaré rodeado de personas que se asemejan a mí; aquí yo soy diferente y siento que hay cosas que me van a costar más allá de las materias a tratar y el nuevo aprendizaje; pero, sobre todo, me costará la socialización; es la primera vez que me encuentro en un liceo con tantas personas y no sé cómo lo lograré. Sólo espero que me acepten como soy y tener la oportunidad de decirles que soy igual a ellos. Si veo el momento de contar con mis amigos ahí en la escuela, se me abrirán las facilidades

y posibilidades de surgir, ya que podré contar con personas que pueden brindarme más ayuda en el caso de que la necesite.

Al igual que otros jóvenes de mi edad, he comenzado a desarrollar el gusto por tocar instrumentos, como por ejemplo el piano y el acordeón, si bien no son muchos los que se vuelcan hacia este lado. Desde siempre me ha gustado la música; también me gusta cantar y he logrado sacar las notas a través de la audición. Uno de mis sueños es

poder ir al conservatorio y, luego, estudiar todo lo relacionado con la música.

No he podido quedar excluido de la tecnología y la computación.

De momento, el Messenger se ha vuelto una especie de vicio, a través del cual me puedo comunicar con todos mis amigos y familia.

Cuento con un programa de computación que me ayuda a manejarme solo en el computador. Su nombre es Jaws y creo que será una herramienta infaltable en mi vida para poder mantener mi independencia, una independencia que ya comencé a forjar hace un año. Soy capaz de movilizarme en metro sin mayores dificultades, pero con varias anécdotas, entre las cuales recuerdo claramente cuando me perdí yendo a la biblioteca de ciegos. Cuando se trata de movilizarme y andar por las calles, soy bastante seguro; pero, de noche y en lugares que no conozco, me producen inseguridad.

Entre la sociedad y yo no hay muy buenas relaciones porque hay personas que no me comprenden, y me retan o me pasan a llevar.

Aunque el balance general de mis experiencias me dice que las personas no son malas y también he tenido la oportunidad de conocer buenas personas. Aun así, quisiera que todos pudiesen ser más empáticos. Tal vez eso es lo que le falta un poco a esta sociedad, humanismo.

Somos todos seres humanos y una diferencia física no crea abismos, ni me transforma en extraterrestre aunque lamento darme cuenta de lo contrario. Como todo ser social, también cuento con una familia, que está construida por mis 3 hermanos, mi mamá y su esposo. Se supone que la familia es el pilar fundamental de la persona. Para mí, siempre

ha sido así. Los días en mi casa no son, para mí, los mejores; extraño a mis amigos y la vida como se me ha presentado, tampoco me hace falta ese lazo tan importante que dicen debe haber entre los hijos y el resto de la familia, yo creo. Algún día pretendo formar una familia y en este caso quisiera poder crear una relación más cercana;

una relación que no sea como la que he tenido. Espero un día mirar hacia atrás y decir que he podido completar las cosas que me propuse cuando sólo era un adolescente, cuando sólo podía soñar, cuando las canciones me transportaban a realidades que sólo existen en mi mente, en mis ideales, en mis sentimientos que estaba aprendiendo a sentir, en eso que significa la vida, en las salidas, las fiestas, las risas y también las penas, algunas muy profundas en el corazón. La mayoría no han salido de mi boca en esas expresiones que se dicen palabras, que son tan ligeras como el viento, que para

mí lo son todo. Son las herramientas con las cuales puedo percibir las cosas que ocurren y tratar de crear una idea o imagen en mí, algo que pueda más allá. El poder del lenguaje es más grande que el de cualquier otro ser. En palabras mezcladas con melodía me expreso, me comunico, creo, sueño, imagino, vivo. En mi mundo está ella. Apareció

en un momento cualquiera, como cuando sale el sol, como cuando siento el viento en mi rostro; en un día así. Un día normal apareció ella, mi polola, que tiene como significado en mi vida la confianza y el apoyo; sentimientos que no tenía muy claros antes. Siento hacia ella una unión especial; algo que me hace bien. Somos nuestros mutuos

apoyos y me siento feliz de que la vida me haya entregado la oportunidad de encontrarla y, sobre todo, de estar con ella. Los tiempos irán cambiando. Nuestros propósitos también. Nadie sabe si es ella el amor de mi vida o si la vida misma se encargará de poner en mi camino a quien reúna todas las cosas que me hagan sentir un hombre pleno, un hombre en el cual me estoy convirtiendo. Cada día hay un cambio en mí; algo que me dice que las cosas ya no son tan simples; bueno, nunca lo fueron, pero ahora soy ya capaz de valerme por mí mismo.

Estoy comenzando una etapa; otra más. Dicen que la más linda, que no olvidaré porque estoy como en metamorfosis. Estoy en capullo y espero convertirme en una mariposa; una que pueda volar muy alto, una mariposa que llegue a donde quiera. Conocer mi propia vida y hacerme protagonista de la misma.

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